Elaboración del té: La oxidación
Elaboración del té: la oxidación. Bajo este nombre se esconde una de las etapas más determinantes del sabor, color y calidad de muchos de los tés que consumimos.
¿En qué consiste?
La oxidación es un proceso físico-químico completamente natural que afecta a todos los alimentos. La diferencia es que en el caso del té, ésta oxidación debe ser guiada y controlada. Muchos investigadores han estudiado éste fenómeno, pero en las plantaciones en el corazón del Ceylán o el Fujian, estos métodos se llevan a cabo según unos conocimientos ancestrales.
¿Cómo se hace?
Hay ciertas variantes en los procedimientos que se siguen dependiendo de las plantaciones, pero los objetivos perseguidos son los mismos.
Lo primero, es aplastar las hojas entre unos rodillos metálicos, lo que hace que salga la savia y se ponga la planta en contacto directo con el oxígeno del aire. Esto hace que la planta cambie progresivamente del color verde al marrón al haber captado el oxígeno.
¿Cuál es el resultado?
Al oxidarse, la naturaleza de la planta resulta profundamente modificada, eliminando así algunos aromas y sabores y apareciendo otros muy apreciados.
Según las plantaciones, tradiciones o costumbres, la oxidación puede ser ligera, media o intensa.
¿Qué tés se someten a oxidación?
Hay muchos, pero de manera más o menos acentuada pasan por éste proceso los tés negros, los tés rojos, los Oolong, Pu Erh y los Rooibos. Todos tienen la característica común de una infusión de color más bien intenso.
¿Qué tés no pasan por este proceso?
Los tés blancos y verdes, en principio, no pasan por éste proceso para mantener inalterables las notas vegetales, aunque algunos pueden someterse muy ligeramente.
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